miércoles, 5 de marzo de 2014

I love youuuu

El mes pasado la peque y yo asistimos a un taller de masaje infantil. Me avisó del mismo la matrona con la que di el verano pasado las clases de preparación al parto, una chica joven y estupenda que es también la monitora del taller. Los bebés, sin duda, se acordaban de ella y se mostraban cariñosos y charlatanes.
El taller estaba (y está, porque se sigue haciendo) promocionado por AEMI, la asociación española de masaje infantil, que se encarga de enseñar y difundir estas técnicas que tienen su origen en la India. Los efectos positivos de los masajes en los bebés están comprobados científicamente y es una idea preciosa que este grupo de mujeres (perdón si hay algún hombre, pero ellas son seguro mayoría) quieran que los padres en general aprendamos a hacerlo y lo lleven en particular a niños más desfavorecidos y faltos de cariño.
Por supuesto, me apunté sin dudarlo. Esta etapa de embarazos, partos y crianza hay que aprovecharla para aprender cosas que solo se pueden aprender ahora. Luego, me costó arrancar; de hecho faltamos a la primera sesión, porque la peque seguía resfriada y no hacía muy buen día, etc. Pero en cuanto fui la primera vez, ya decidí no faltar más. La clave está en que era un momento muy tranquilo, en el que me centraba solo en mi bebé y en hacer algo placentero y divertido con ella. Sin pensar en nada más. Además si vieráis a Tictoria, sus roscas, sus mofletes, está tan sumamente linda que hay que disfrutarla.
Lo más importante que se nos enseñó en el taller en que hay que aprender a escoger el momento en el que el bebé está receptivo para el masaje y que se va a su ritmo. Por eso las mamás nos sentíamos muy cómodas y no importaba que la peque llegara protestando, porque odia ir mega abrigada en el carrito, y le tuviera que dar teta antes de empezar. O que otro de los bebés, más grandecito, de unos ocho meses, no tolerara el masaje en la barriga y se revolucionara en ese momento. Durante el masaje sonaba música de fondo (nada de reaggueton o heavy metal, ya suponéis) y las mamás debíamos hablar con nuestro bebé. A mí Tictoria me hacía poco caso, casi siempre tenía su cabeza girada a sus vecinos masculinos (ejem, ejem) de izquierda y derecha, e incluso entablaba conversaciones con ellos. Es curioso que escuchar a nuestro hijo/a, comunicarnos con ellos/as es algo que se hace de manera natural, por supuesto, pero cuanta más calma haya, exterior, pero sobre todo interior, mejor. A mí me pasa que respondo mejor a un llanto de la peque si estoy en casa y no estoy agotada, que si estoy rodeada de gente y ya me pongo nerviosa, me aturrullo, me equivoco incluso. Si las mamás estamos en calma, sí que funciona eso del instinto.
En el taller hemos recorrido el cuerpo del bebé aprendiendo el masaje que se hace en cada zona y se nos ha animado a hacerlo todos los días en casa. La verdad es que no lo estoy haciendo todos los días ni mucho menos, siempre hay mil cosas que hacer, pero cuando busco el ratito, casi lo hago más por mí: frena, disfruta de la peque un poco y de su cuerpecito gordito.Porque incluso cuando le estoy dando el pecho estoy haciendo otras cosas a la vez la mayoría de las veces (como escribir en un blog). El masaje de la barriga es el que le hago más, porque le ayuda mucho cuando tiene gases o no puede hacer caca. Ayer empecé a hacerle el de la carita, pero tenía hambre y quería comerse mis manos (glups).
La matrona me dijo que podia decirle a Tosía que cogiera un muñeco y le realizara un masaje mientras yo se lo hacía a la hermana. Varias  veces lo hemos hecho así. Tosía coge a uno de sus muchos bebés, no tiene que quitarle la ropa porque los suele tener en pelotillas, se llena las manos de colonia o un poquito de aceite (esto le encanta) y le da al bebé el "majase" en un minuto, con lo cual el resto del tiempo quiere hacérselo a la hermana o sale y entra de la habitación mil veces. Eso sí, ha aprendido muy bien algunas técnicas como "el sol y la luna" y "I love you", ambas de la barriguita. Y de vez en cuando me hace un "majase" en la cara con la seriedad que ponen los niños cuando juegan a imitar a los mayores.





Ilustración:  " Nube de amor" by la primita Inma.




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