domingo, 19 de abril de 2015

El lenguaje de los piofaurios

En la familia piofaurio, como en todas las familias, hay un uso del lenguaje propio. Quizá por defecto profesional, a mí me encanta analizarlo y me divierto enormemente con las palabras, enunciados o conversaciones inéditas que se producen.

Por ejemplo, quién me iba a decir a mí, que tendría que chillar frases como "¡¡No comas chinos!!" mientras veo a Victoria haciendo lo que se sabía que iba a hacer pasando el día en el campo de los titos, con una buena parte del terreno cubierto de chinos, llevarse alguno a la boca para saborearlo, por si sabía a salchichón o morcilla, que Victoria tiene el paladar acostumbrado al embutido castizo, de todas las veces que vamos al pueblo de papá piofaurio. "En el suelo no se pinta" "papá piofaurio, Lira Lira ha metido latas de cerveza en la lavadora", "no se sube uno a la mesa del salón", etc., son algunas de las otras frases que me veo a mí misma pronunciando y que si me paro a analizar me dan un poco de risa; y las situaciones que lo provocan, sobre todo la última, me dan miedo, no sé a dónde va a llegar esta Lira Lira (también conocida como "la niña de la coleta") en su afán por escalar a lugares inaccesibles y realizar experimentos.
Y si a tu amiga amiguísima le sale del alma decirte "es que las madres sois asquerosas" y lo sacas de contexto, pues te puedes replantear la amistad. Escuchado dentro de su contexto tenía toda su razón de ser.

Lira Lira, aparte de ser una alpinista en potencia, está avanzando mucho con su lenguaje. Ya intenta repetir todas las palabras que va escuchando, a veces con fortuna, otras casi. Hace unas semanas mantuvimos una "conversación" que os transcribo a continuación:

Mamá piofaurio: "Ca-rri-to"

Lira Lira: "Co-co-co"

Mamá piofaurio: "Ca-rri-to"

Lira Lira: "¡Co- co- co!"

Mamá piofaurio: "Ca-rri-to"

Lira Lira: "¡¡¡Co- co- coooo!!!"

Y "cococo" se ha dicho, cualquiera la convencía de lo contrario. Es una chica de carácter, pero también es una niña muy cariñosa y ya se va aprendiendo  los nombres de los miembros de la familia como el tito "Pa- cummm" y la prima "Mmmm- ma". Pero su mejor palabra, la que la hacemos repetir para que nos regale los oídos es "globo" porque lo dice en portugués, con toda su boquita redondita y su voz un poco grave: "o bobo". Derrite a cualquiera "o bobo".

Pero la reina del lenguaje piofaurio, para mí, es mi patito, Lucía. Sus confusiones lingüísticas son tan bonitas...
Por ejemplo, vamos subiendo una de mas enormes cuestas de nuestro pueblo, ella libre, yo empujando el carrito con Lira Lira. Me paro un momento para tomar aliento, se vuelve y me dice con cara de bicho absoluto: "mamá, estás polva, ¿eh?". Estoy por mandarle una carta a la RAE y que incluyan "polva" en la próxima edición del diccionario. 
El otro día estaba haciendo caca y me tranquilizó diciendo que había podido hacer caca bien, porque "las peras están más blanditas que el whisky". Si esta frase no se explica, es difícil de entender para cualquiera fuera de la familia piofaurio. Bueno, para qué mentiros, yo tuve que pararme un momento para poder descifrarla. Hace unos meses le costaba hacer caca e intentábamos que comiera kiwis, sin mucho éxito. Sin embargo, patito sí come otras frutas: manzanas, peras, etc. Por lo tanto, intentaba convencerme de las bondades de la pera y que no era necesario comer kiwi, lo que pasa es que dijo whisky. Un fallo lo tiene cualquiera.
Como todos los niños, usa los verbos de manera irregular (regular, en realidad) o mezclando tiempos o modos. Por ejemplo, para patito el infinitivo de "salir" es "salgar". Es decir, que usa el subjuntivo del verbo todo el rato. "¡¡Bien, Lira Lira se ha salgado de la bañera!!" dijo ayer.
Este invierno, una de esas tardes largas en casa, se inventó un juego en el que Lira Lira y yo teníamos que seguirla por la casa cantando y tocando las palmas por la casa, mientras ella gritaba: "¡¡vamos a palmar, vamos a palmar!!". Era bastante inquietante.
Sin duda, mis favoritos, son esos versos que no son versos, pero que podrían formar parte de cualquier poesía, ya sea una poesía que exprese conceptos o que juegue con el lenguaje. Os dejo dos ejemplos, porque son los que he apuntado, pero hay muchos más:

"¿A qué hoy es un día de primavera llover?"

"Ni siquiera le han regalado nada al sol ni a la luna"

Pero, ¡qué bonito, ¿no?! O tal vez es amor de madre :-)






martes, 14 de abril de 2015

Clasificación de noches

Noche soñada

Sueño que, junto al helado de leche merengada, las odiseas para ir a la playa, las vacaciones y el terral, el verano traiga las noches durmiendo del tirón. Lo sueño porque con Lucía sucedió así. Seguramente cuando esto ocurra, me levante sobresaltada por la mañana temprano, casi sin saber dónde estoy, y vaya corriendo a comprobar que Lira Lira sigue en su cama y que todo está bien, que no la han abducido los extraterrestres ni nada de eso. Después de casi un año sin dormir del tirón, puede resultar traumático. Pero una vez establecido, será un placer, que ya sabemos que a lo bueno nos acostumbramos pronto.

Buena noche

Una buena noche comprende en primer lugar dormirse relajada, con lo cual las niñas han debido dormirse no muy tarde y Lira Lira no lleva a cabo su primer despertar nocturno hasta que yo estoy debidamente frita. Si su primer despertar me pilla en trance, me despertaré, iré hacia su cama medio sonámbula, me tumbaré a su lado y le daré la teta mientras caigo en tres segundos profundamente dormida otra vez. No importa cuántos sean los despertares (bueno, para que la noche sea buena, lo que se dice buena, no deben ser muchos) si sigo en ese estado somnoliento. Cuando me despierto una de estas noches, no sé muy bien dónde estoy, si en mi cama, en la de la bebé o en la cama de un hotelito con papá piofaurio (mis ganas).

Noche regular

Es como la anterior, pero por algún motivo salgo del estado de somnolencia. Puede ser porque tenga alguna preocupación que me desvela o porque no sea tan fácil volver a dormir a la enana. O, como he dicho antes, porque se despierte demasiadas veces.

Noche mala

Suele coincidir con salidas de dientes, alguna enfermedad o virus, que sobre ropa por el calor, algún dolorcillo indeterminado... Estas cosas suelen implicar llanto a horas intempestivas, sueño inquieto con patadas y cabezazos, quejas y posturas inverosímiles. En estas noches, como podéis comprender, se duerme poco y te desesperas; y la desesperación te lleva a dormir peor y entras en una espiral nada agradable. Aunque he de decir que con Lira Lira el nivel de desesperación ha disminuido respecto a cómo era con Lucía. Ahora he aprendido a no mirar el reloj en la medida de lo posible, para no pensar "¡¡Dios mío, me queda solo una hora para que suene el despertador!!". Además si la noche ha sido mala, siempre tengo veinte minutos que cojo para hacer cosas del instituto o de la casa que puedo utilizar para prolongar el sueño un poquito más. 

Noche horrible

En una noche horrible Lira Lira está como en una noche mala (enferma, molesta...), pero la menda no está muy católica tampoco. Por poner un ejemplo cercano, la noche pasada. Me acosté ya sintiéndome atacada por el virus (es que era cuestión de tiempo). A las tres de la mañana, Lira Lira lloraba y me la encontré (siento por lo escatológico que se va a poner esto) llenita de caca (ella, la ropa, la cama). La cambié mientras lloraba e iba notando cómo me estaban entrando unas ganas horribles de vomitar. La cogí en volandas ya limpia (y berreando sin parar), la puse junto a un papá piofaurio también despierto y me fui a vomitar (te odio, virus). Luego volví a la cama, donde Lira Lira seguía llorando, la dejé allí en medio de nosotros e intenté calmarla. Me pidió teta y medio se durmió, pero con un sueño inquieto que me ha llevado hasta el borde de la cama y al papá a recibir patadas sin fin. Como no me encontraba muy bien no he podido conciliar muy bien el sueño. Menos mal que luego por la mañana no han despertado las dos hasta las diez y he podido vomitar y dormir tranquila.



¡¡¡Virus go home!!!





sábado, 11 de abril de 2015

A mi niña le pasa algo

El título de esta entrada es una frase que repite mucho mi madre, la babu, cuando alguna de sus cuatro nietas están penosillas y sus padres estamos cansados, un poco hartos de lloriqueos y en ese momento somos incapaces de descubrir cuál es el problema. Tiene más razón que un santo la babu. No es que las niñas no lloren a veces por caprichos o algún asunto sin mucha importancia, lo hacen muchas veces, para eso son niñas; pero ese grado de "penosidad" constante y difícil de calmar suele tener un motivo más más "grave". 
Hace unos fines de semana, Lira Lira lloriqueaba más de lo habitual y no tenía mucho apetito. El domingo aparecieron los primeros síntomas de la enfermedad mano, boca, pie. 
Ayer, al llegar a casa, también la encontré más irritable de lo habitual. Por la noche vomitó toda la cena y esta mañana no quiere desayunar, solo su teta. ¿Será un virus? Seguramente. Mi hermano y mi cuñada llaman a mis niñas, cariñosamente, "las primas virus". Y es que, una vez adquirido el virus, lo propagan por toda la familia. 
Así que a mi niña le pasa algo, pobrecita. Aunque sea solo que dos colmillitos afilados están empezando a asomar por su encía.



jueves, 2 de abril de 2015

Juegos y deberes

Las mamás y los papás somos espectadores privilegiados del día a día de la infancia de nuestros hijas e hijos, con su inocencia y sus juegos. Algunas veces en su modo de jugar nos descubrimos nosotros, con un poco de nostalgia por esa capacidad casi perdida. Lucía jugaba hace unos días con las pinzas de la ropa, a través de sus labios hablaban muy bajito entre ellas  y me acordé de mi manera de jugar, la de horas que pasaba sentada con un montón de rotuladores cariocas de muchos colores (la caja de 36), a veces dibujando muñequitas, otras muchas veces dándoles vida con mi imaginación. Y quien dice rotuladores, dice flores, los donpedros que en verano adornaban las noches de la casa de los Yeyos.

Ayer Lucía era una extraña princesa o reina, que se dirigía a mí con un lenguaje solemne. Vestía con unos calcetines de Frozen en las manos y la corona de su disfraz de Bella puesta al revés en la cabeza (de hecho, tenía una "piedra preciosa" oscilando sobre sus ojos). Para poder seguir con mis tareas de la casa y a la vez participar un poco de su juego, me metí en el papel y le contaba que iba a guardar unas cosas en la torre del palacio o que iba a recoger del tendedero la ropa mágica. Ella me perseguía explicándome cuál era su arma para "matar malos" (sí, ella es así, una princesa guerrera y teńía incluso encerrado en el armario a un hombre malo que había capturado), un micrófono que a la vez era una varita mágica que te podía convertir en rana. En su palacio tenía a unos cuantos bebés (nunca faltan los bebés, los hijos) durmiendo en sus cunitas, bien tapados hasta arriba. Nuestra Lira Lira se adaptaba bien al juego ; como normalmente, seguía con su labor incansable de destrucción y desorden y   de vez en cuando cogía a algunos de los hijitos o hijitas de Lucía y les daba paseos en el carrito. 
A la hora de recoger el cuarto, no fue nada perezosa, porque no recogía el cuarto, sino su palacio y lo dejó hecho un primor.

 
 Zapatillas de casa y zapatos de princesa perfectamente ordenados.

Un juego me tengo que inventar para que haga concentrada y conforme los deberes del cole. Todos los viernes trae del cole unas fichitas para hacer, repasar su nombre escrito con puntitos y ahora también los números. Cuesta que se ponga, porque, como es normal siempre está haciendo algo mejor y si se pone lo hace fullerillo para acabar pronto. Muchos de sus compis llevan las fichitas ya hechas el lunes, nosotras ni las hemos empezado normalmente el fin de semana y casi siempre las entregamos el jueves siguiente (ya se sabe que en casa del herrero...). Pero no me preocupa, evidentemente. Me parece un poco excesivo mandar ya deberes a una niña tan pequeña, en infantil de tres años; que los de Secundaria nos quejamos algunas veces de que del cole vienen sin hábitos de estudio y trabajo, pero no creo que haya que empezar tan pronto. Pero para que no se diga que yo he fomentado la rebeldía ante los deberes y me arrepienta luego en la adolescencia, lo integraré en un juego al que ella normalmente juega, el de trabajar en el instituto. Nos pondremos las dos un ratito al día a jugar a trabajar y así seguro que los hace con más ganas. O la dejaré que los haga absolutamente a su manera, que algunas veces olvido que es pequeña y que lo importante es jugar y la agobio para que los haga y los haga correctamente.
No llevo muy bien esto de los deberes, ya veis que me muevo en una bipolaridad que no me gusta. 
Lucía escribe en su agenda, pero  con su escritura luciforme o traza un mapa para llegar a casa de los papus o escribe notas musicales que luego nos interpreta. Todo ello es más maravilloso que seguir las líneas de puntitos, yo sé que su maestra también está de acuerdo conmigo seguro.

 Escritura luciforme.

 Mapa para llegar a casa de los papus.