miércoles, 29 de julio de 2015

El mando a distancia dentro de la tele y otras curiosidades de las enanas

Imaginaos una niña muy pequeñita, que corre con un bracito encogido que mueve rítmicamente arriba y abajo, que entra con su hermana desde la terraza de un restaurante a su interior y corre, corre, corre, sin parar, hasta meterse, sin bajar el ritmo un segundo, en la cocina. Esa es mi enana. Ayer estaba vacía, porque en verano en este restaurante en concreto cocinan en una cocina exterior, pero hace unos meses sucedió igual y en esa ocasión, entró despavorida en la cocina de una venta, conmigo persiguiéndola detrás, y al entrar resbaló y recorrió algunos metros deslizándose, porque acababan de fregar. Un show. Así de tranquilitos podemos salir a comer o cenar con ella. O a tomarnos un pastel, que ya intentó colarse varias veces en el obrador de una pastelería. 

Imaginaos ahora muchos juguetes y mucho caos. Es necesario hacer limpieza y reubicarlos. Para sacar un cubo de actividades del fondo de un armario, uno estrechito que tenemos bajo las literas -  y que es la casa, el palacio, el colegio, etc., de Lucía - le tengo que quitar uno de los lados y entonces, ¡¡sorpresa!!, aparece un dragón de peluche que le encantaba a Lucía y que hacía años que no veía. Pronto lo sumó a su guardería extraña de animales, le buscó una cunita y lo tapó, que hace mucho frío aquí en casa. Seguimos con la durísima y cansadísima y poco productiva tarea. En cada cajita pequeñita, bolsito, taponcito,etc.,por minúsculos que sean, hay siempre otra cosa, aunque sea un trocito de telita de tul rosa del vestido de una muñeca. Lucía (a partir de ahora le podría llamar Ía o Íaiaoooo, cantando, como le dice su hermana) es experta en esconder cosas, en guardar tesoros. Se lo contaba a papá piofaurio y este me pedía que estuviera atenta por si encontraba alguno de los pendrive que él ha perdido. Porque no es la primera vez que perdemos algo y es ella la que lo ha guardado. 
El mando a distancia de la tele lo hemos perdido varias veces. La primera vez me lo encontré yo en la funda de mi portátil un día en mitad de una reunión en el instituto. La segunda vez el mando estaba dentro de la tele. Sí, no es broma. Papá piofaurio la había estado reparando y alguna de las dos, esta vez es probable que fuera la enana, lo coló dentro.

Quién dijo aburrimiento. 

Un besito :-)

lunes, 20 de julio de 2015

Lectura de verano: Vivir para contarla de Gabriel García Márquez.

Una de las maravillas de las vacaciones de verano es tener más tiempo para leer. Durante el curso apenas le dedico unos minutos, que como mucho llegan a media hora, antes de dormirme. Me refiero a leer por placer el libro que eliga o que caiga en mis manos.
En Reyes siempre suceden cosas inesperadas y mágicas, y que siga así, y mi amiga invisible de este año me regaló "Vivir para contarla" de Gabriel García Márquez. Sabía que era una autobiografía, pero ha sido ahora con su lectura cuando he descubierto que solo lo es de parte de su vida, su infancia y su apasionante juventud. De este autor he leído poco, teniendo en cuenta toda su bibliografía, lo que pasa es que uno de sus libros es uno de mis preferidos, "Cien años de soledad", que además he leído varias veces y con la misma intensidad. En este libro que me acabo de terminar esta mañana muy temprano en la que he elegido leer en vez de dormir un poquito más, se narra el germen de otros de sus libros. Así que el otro día saqué de la biblioteca del instituto un par de ellos y busqué en casa de mis padres "La hojarasca" que fue su primera novela y que no sé cómo no me la he leído antes, porque de pequeña iba leyendo muchos de los libros que mis padres tenían en la estantería, y así me enamoraron Lorca con Yerma y La casa de Bernarda Alba o Machado con sus poesías. Igual es porque la portada me resultaba demasiado triste, llena de hojas secas marrones. Pues por ahí voy a seguir ahora mis lecturas de verano.

En el libro se transmite el amor y pasión primeramente por la literatura; por el periodismo, sobre todo por el género del reportaje; por Colombia, sus diferentes regiones y su historia tan complicada; por la música y el cine; y, sobre todo, por la vida.
Os dejo dos citas que tienen que ver con la mujer y con la educación de los niños. La primera dice refiriéndose a las mujeres: "También de allí puede venir mi convicción  de que son ellas las que sostienen el mundo, mientras los hombres lo desordenamos con nuestra brutalidad histórica". Y cuando narra su estancia en una escuela montessoriana que abrieron en su pueblo: "Con el talento y la belleza de la directora Rosa Elena Fergusson estudiar era algo tan maravilloso como jugar a estar vivos". Y "No creo que haya mejor método que el montessoriano para sensibilizar a los niños en las bellezas del mundo y para despertarles la curiosidad por los secretos de la vida". A mí me despierta la curiosidad por conocer la metodología de Montessori, que solo la conozco de oídas, aunque su esencia sí me ha llegado.
Pero muy lejos de sentirme madre, leyendo este libro me he imaginado como escritora, como reportera, como viajera por Colombia, bailando y amando.

Acabo de encontrar una cita sobre la lectura que me ha encantado: El autor sólo escribe la mitad del libro. De la otra mitad debe ocuparse el lector. Joseph Conrad.


sábado, 18 de julio de 2015

Nueva lectura de mamá: Padres conscientes, hijos felices.

Hace ya bastantes meses que terminé de leer Padres conscientes, hijos felices de Jon y Myla Kabat-Zinn. Fue una de las lecturas recomendadas en el curso de mindfulness e inteligencia emocional en el aula que he realizado este curso  junto con otros compañeros y compañeras docentes. El conocimiento del mindfulness ha sido como descubrir que la vida puede ser otra cosa, que se puede vivir de otra manera. La verdad es que aún no he incorporado la práctica de la meditación en mi día a día, pero sí que me esfuerzo por pararme de vez en cuando solo a respirar, es decir, a ser consciente de que estoy respirando; que de respirar no paro, gracias a Dios. O en algunas tareas cotidianas me esfuerzo por no estar haciéndolas y estar pensando en otras mil cosas a la vez, sobre todo si estoy con las niñas. Es difícil, me cuesta mucho, pero el saber que es un buen camino y que podría conseguir un mejor manejo de mi mente ya es algo por lo que agradecer siempre a este curso y a su ponente, Olivia Recondo. Y, por supuesto, el compartirlo con mis alumnas y alumnos, que hubiera algunos/as que me pidieran hacer las prácticas porque "maestra, hoy la necesito" es muy bonito. Sabes que estás compartiendo con ellos/as una herramienta importante para toda su vida.También les encantaba por "perder" un poquito de clase, para qué nos vamos a engañar.

Leer este libro me transmitía todas las noches un poquito de paz, era una lectura muy reconfortante. Por supuesto, como hago con todos los libros, he ido subrayando y haciendo anotaciones super eruditas al margen: una carita feliz, un ojo, una corazoncito, etc.  Volveré a él, a releerlo siempre que me apetezca o lo necesite. 
Su epílogo, sin embargo, lo he dejado señalado con un marcapáginas y lo reeleré con más frecuencia. Comienza por explicar cuatro prácticas de consciencia plena que puedes llevar a cabo en tu día a día. Estas prácticas te pueden ayudar a parar y fijarte en el momento presente (en tu cuerpo, en tu respiración), a aceptar las cosas tal como son y pensar que no tienen que ser como esperamos que sean; a de verdad estar presente para tus hijos y no en mil otras problemáticas que nos pueden ocupar la mente; y a reaccionar de manera más calmada y coherente. Continúa con siete intenciones para una paternidad consciente. Intenciones como aprovechar esto de ser papás y mamás para cultivar nuestra creatividad, para crecer, conocernos mejor y darnos cuenta de las verdaderas necesidades de nuestros hijos y nuestras hijas. Por último, este epílogo nos ofrece doce ejercicios para una paternidad/maternidad consciente. Ejercicios como intentar encarnar una presencia silenciosa, aprender a vivir en tensión sin perder tu propio equilibrio (esto aplicado al ámbito del instituto es muy útil) o permitir "que la firmeza surja desde tu consciencia, tu corazón abierto, tu discernimiento, en lugar de que surja del miedo, la pretensión de superioridad moral y el deseo de controlar".

Posdata:el mindfulness simplemente también puede ayudarte a no ser un desastre con patas, como es mi caso. Si no que se lo digan a la primita Inma, a la que le perdí su maleta repleta de ropa, zapatos, etc. Aunque ella está encantada con sus zapatos y su ropa nueva. 

Necesito atención plena en vena.




sábado, 4 de julio de 2015

3, 2, 1...¡¡Terribles dos años!!

La niña de la coleta no cumple dos añitos hasta octubre, pero ya están apareciendo los primeros síntomas de los terribles dos años. Una especie de adolescencia en pequeñito, con sus caprichos, sus "¡¡no!!" alto y claro, sus manotazos a personas o cosas y, que Dios nos pille confesados, sus berrinches.
Mi madre y papá piofaurio se ríen un poco de mí, porque soy muy propensa a creer que existen todas las crisis que se supone se van sucediendo en los niños según su edad. Y es porque he comprobado con la experiencia que así es. Al menos con dos: la crisis de la lactancia a los tres meses y esta crisis o cambio al que denominan terribles dos años. 

Para que os hagáis una idea, ahora mismo yo le digo a mi bolita cualquier cosa, por ejemplo: "¡¡que nos vamos a Eurodisney!!", y su respuesta va a ser un "no" rotundo, acompañado de un manotazo destructor si hace falta y una cara de pocos amigos que da más risa que otra cosa. 
Por cierto, cuando tira algo al suelo con coraje lo que hacemos, aparte de regañarle, es hacer que lo coja, o intentarlo al menos. Normalmente lo suele coger, pero un día eso generó un berriche enorme. También porque estaba cansada, que es un factor desencadenante a tener en cuenta. 

Con Lucía sucedió igual e incluso antes. Por eso esta vez estoy más tranquila, y no me he lanzado a mandar mensajes de auxilio a mi amiga psicopedagoga porque tengo un monstruito en casa y da un poco de miedo. Lo mejor que puedo hacer es apuntarme al gimnasio y mejorar mi tono muscular, porque cuando la niña de la coleta tiene una rabieta es difícil cogerla y transportarla a un sitio tranquilo, o es complicado sentarla en el carrito o en la silla del coche si no quiere. 

Las miradas de asombro, incomprensión o pena que te puede dirigir la gente al ver a tu dulce hija en plan rebelde también las llevo mejor. Con Lucía confieso que lo llevaba fatal y me invadía la culpa, que una mamá sin sentimiento de culpa no es lo mismo. Ahora repito como un mantra "es solo una fase" y "su rebeldía enana no es culpa mía, es parte de su desarrollo". Y "mi niña va a ser la persona más autónoma del mundo y una mujer de armas tomar".

Por supuesto, aparte de terribles, las proximidades de los dos añitos son maravillosas. Solo el hecho de que repita todas las palabras que escucha y vaya construyendo ya sus primeras frases es un flipe. Aparte de que la niña de la coleta es tela de graciosa, cariñosa, divertida... Quizá demasiado divertida, un poquito de calma y paz no vendrían mal.