jueves, 28 de julio de 2016

La teta no funciona

En las últimas semanas, cada vez que Victoria se me acerca mimosa y me pide teta, le repito sin mucho convencimiento que "la teta no funciona". Ella me pregunta incrédula "¿No sinsiona?" y a veces insiste un rato, pero otras no.

Todo ha sido más fácil de lo que yo imaginaba. Imaginaba un berrinche tras otro, un berrinche perpetuo. Victoria está en lo más alto de los berrinches, en el top berrinches y por eso me esperaba lo peor cuando le negase su teta. Las dos únicas veces que el berrinche ha estado presidido por el grito de guerra "tetaaaa" no era ese el motivo principal del disgusto, pero una cosa llevó a la otra. El resto del tiempo, esta transición grande en nuestra relación, de con a sin, ha sido bastante tranquila y natural. Ya lo dice mi sabia madre: "Todos los bichillos se destetan".

Llevaba ya casi todo el curso cansadilla de dar el pecho, aunque tampoco me suponía un suplicio seguir, no sé si alguien me entiende. Por eso, decidí aplicar eso de "no negar, no ofrecer" (aunque confieso habérsela ofrecido alguna noche desesperada porque se durmiera) y ya en verano, de vacaciones, dejarla del todo. Ella hubiese seguido, en ningún momento ha bajado su demanda, como sí hizo Lucía, así que me tocaba a mí planificar.

Se me presentó la mejor oportunidad más propicia después de volver de una escapada con papá piofaurio. Ellas iban a estar cuatro días con los papus, que al final fueron cinco. Papá piofaurio me decía que seguro que ya no me la pedía, que no se acordaba. Yo sabía que sí que me la pediría. En el viaje de vuelta consulté con mi asesora de lactancia particular, súper Mar y ella me animó a intentarlo si yo estaba convencida. Si había algún problema para domirse, que se ocupara el papá. No ha hecho falta ni eso. Para dormirla o relajarla antes de dormir le encanta que le acaricien las piernas y los pies. Hemos ampliado la sesión de masajes y alguna noche también canté canciones de los cantajuegos, pero quitándole revoluciones, en plan nana. Aunque se ha acostumbrado a no demandar teta, a mí que me demanda todo el rato: estar conmigo, que la coja en brazos...

Los despertares sí que han sido fáciles. La mayoría de las veces duerme del tirón, pero al despertarse y pedirme teta, le decía que no, que agua y ya esta. Hasta que ha llegado el momento de que me pide agua directamente.

¿Y yo? Pues estoy muy tontona últimamente, pero no creo que sea por esto. Es raro, han sido muchos años dando el pecho, a una y a otra, pero ya digo que me apetecía dejarlo. Cuando miro el cojín de lactancia. nuestro "cojín teta" (el cual he escondido porque entonces sí que podría haber problemas) sí que me da pena, nostalgia. Se acabó una parte importantísima de mi vida. Además, como últimamente no tengo la autoestima de madre muy alta, pienso: "esto de la lactancia sí se me ha dado bien".

¡¡Buen verano!!