viernes, 27 de diciembre de 2013

Días largos

Días en que lleváis ya varios encerrada en casa, por culpa de algún resfriado traidor y de la consigna de " voy a reservarla hoy también que está el día muy feo"; es decir, varios días seguidos sin guarde. Días en que el papi trabaja mañana y tarde y cuando llega en la tarde noche todas corremos a sus brazos aliviadas: yo porque ya no estoy sola ante el peligro; "Toshía" buscando un progenitor al que no se le haya ido la cabeza; y la peque, la peque nada, porque papá no tiene teta ( aunque debería). Días en que la pequeña, agobiada por los mocos, no me da tregua, y es que ella, sin necesidad de mirar en Google,sabe que hay que beber mucho líquido. Entonces, no hay que perder tiempo durmiendo. Días en que la mañana transcurre plácidamente, con Tosía viendo Caullou y yo pudiendo arreglar cosas de la.casa en los descansos de dar el pecho, incluso comemos estupendamente, pero, a partir de la siesta todo va de mal en peor. Días en los que comes rápido y esperando que en cualquier momento la chiquitilla empiece a llorar o en los que te acurrucas un poco en el sofá, con la mantita, y de fondo escuchas a la enana desperezarse y a la grande con lloriqueos y chantaje emocional tipo: " ven a darme un besitoooo". Días en los que una mandarina desencadena la tercera guerra mundial entre madre e hija y un castigo que se hace largo para las dos. Días en que envidio tremendamente a mi esposo, primero porque viene de la calle, segundo, porque está vestido como Dios manda y no parece un zombie y porque lleva toda la tarde de evaluaciones, con lo que me gusta a mí una buena evaluación. Días que acaban y, ¡¡menos mal!!, vienen noches medio buenas. Y siempre mañana será otro día.

(Esta entrada la escribí la semana antes de las vacaciones de Navidad, que fue de locura, pero la publico ahora ¡¡de vacaciones!!)

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