viernes, 15 de enero de 2016

El cielo

Estas mañanas de camino al cole, Victoria me enseñaba el cielo, "¡¡mira, mamá!!". Ella pensará que mamá, que va empujando el carrito con prisas no ha podido reparar en el color azul o en las estelas que dejan los aviones al cruzarlo. Lleva mucha razón, de mayores miramos menos el cielo, lo miramos menos todo, o al menos con otros ojos, y más si es en nuestro día a día. Así que me encanta que ella me recuerde que podemos mirar el cielo, o al gatito de una casa que hay de camino al cole de Lucía, o a cualquier perrito o camión que pase a nuestro lado.

Esta mañana Lucía también me hablaba del cielo, pero de otro. Desde hace un tiempo, a veces se pone triste y me cuenta que le da miedo hacerse vieja e irse al cielo. Yo siempre la abrazo fuerte y le digo que no tenga miedo. No se me ocurre mucho más.

 Esta ha sido la conversación:

Lucía: Mamá, ¿sabes que la babu tiene unos tacones con los que se ven los dedos de los pies?

Yo: ¿Sí? Yo también tengo unos.

Lucía: ¿Tú me puedes guardar las cosas que tú tienes para cuando sea mayor? Porque tú te harás muy mayor, muy mayor.

Yo: Sí, claro...

Lucía: Y cuando seamos muy viejecitos nos iremos al cielo... ¿Por qué?

Yo: (Me hubiera gustado salir corriendo o que pasara algo extraordinario que nos hiciera cambiar de tema, pero íbamos en el ascensor) Cariño, es ley de vida.

Lucía: Me da miedo pensar en eso.

Yo: Bueno, intenta no pensarlo.

Lucía: No quiero pensar en eso.

Yo: No pasa nada, amor. Cuando te pase, pues piensa en una cosa bonita o graciosa. Por ejemplo, piensa en tu hermana haciendo el payaso.

Y en ese preciso momento miramos a Victoria que estaba casualmente haciendo el payasete, con el gorro de lana calado hasta los ojos. Nos reímos las tres.

Lucía: ¿Y qué pasa con las cosas: la tele, el piso...?

Yo: ¿Qué pasa cuándo?

Lucía: Cuando estemos todos en el cielo.

Yo: Pues la gente cuando muere le suele dejar las cosas a sus hijos, a sus nietos o las regala a otra gente.

Lucía: ¿Pero si todos estamos en el cielo, quién esta en este pueblo?

Yo: (Aquí sí que estuve a punto de echar a correr y dejarlas a las dos que se fueran solas al cole y a la guarde) Es que si nosotros nos vamos al cielo, pues habrá  otra gente por aquí.

(A no ser que la Tierra se haya ido ya al carajo)


Y ya creo que, ¡¡por fin!!, cambiamos de tema. Menos mal, porque no es lo mío la Metafísica, se nota, ¿no?

Prefiero que hablemos del cielo azul, del que me enseña Victoria, pero también me gusta que Lucía me cuente sus miedos, y que se le olviden un poco con un abrazo o con las payasadas de su hermana.

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